17 de marzo, 2017 / Las Últimas Noticias
Nutriólogas: los suplementos alimenticios son menos saludables de lo que crees
Carolina Valdés (36) lleva un mes con un frasco de ácido linoleico conjugado en la cartera. "Escuché en la tele que servía para bajar de peso. Tomo una pastilla en el almuerzo y otra en la cena", cuenta la ingeniera comercial. Cada día en la mañana, Tamara Aguilera (34) se toma una cápsula blanda con abundante agua. "Siempre parto en marzo con un multivitamínico para evitar las bajas defensas y no resfriarme en otoño. Es como una precaución", dice la contadora auditora.
Carolina Valdés (36) lleva un mes con un frasco de ácido linoleico conjugado en la cartera. “Escuché en la tele que servía para bajar de peso. Tomo una pastilla en el almuerzo y otra en la cena”, cuenta la ingeniera comercial. Cada día en la mañana, Tamara Aguilera (34) se toma una cápsula blanda con abundante agua. “Siempre parto en marzo con un multivitamínico para evitar las bajas defensas y no resfriarme en otoño. Es como una precaución”, dice la contadora auditora.
Los suplementos alimenticios colman el mesón de atención de las farmacias y siempre hay un par en oferta. Están a la vista y no se necesita receta para adquirirlos. ¿Pero son tan efectivos y saludables? Los especialistas exponen sus dudas y advierte que no es llegar y tomarlos.
Estos frascos que tienen concentrados de sustancias como vitaminas, minerales, proteínas, ácidos grasos, entre otros, están destinadas a complementar las deficiencias de la dietas. Están catalogados como una clase particular de alimento, no como un medicamento, por ende, no están regulados por el Instituto de Salud Pública (ISP), sino que por el reglamento sanitario de los alimentos del Ministerio de Salud. Karin Papapietro, nutrióloga del centro de obesidad del Hospital Clínico Universidad de Chile, dice que los suplementos “por si acaso” son una mala costumbre.
“La evidencia científica internacional establece claramente que tomar vitaminas y minerales por rutinas hace peor que no tomarlas. Se ha demostrado que no mejoran prácticamente nada de lo que se quiere mejorar, no alargan la vida, no previenen enfermedades graves, y al revés, la gente que toma con mucha frecuencia se ha visto que pueden tener más problemas, porque estos suplementos son sintéticos. Lo único natural es lo que viene en los alimentos fuentes, todo lo demás son extractos que han pasado por un proceso químico. Si no, no podrían caber en una cápsula”, dice.
Otra precaución, agrega Papapietro, es que cada suplemento actúa diferente: “Hay algunas vitaminas y minerales que no se eliminan rápidamente del organismo, se pueden acumular en el hígado y pueden producir toxicidad, como la vitamina D”. Magdalena Farías, médico nutrióloga de la Clínica Las Condes, explica que es indispensable contar con una medición de los niveles de estos compuestos en la sangre, para poder tomar un suplemento. “Las personas con obesidad, que no toman sol o que son de piel y ojos claros, es más común que tengan un déficit de vitamina D, por eso es importante medirla, y según el grado de deficiencia, el médico establece cuál es la suplementación adecuada. Una persona que no sabe que tiene déficit de vitamina D, no saca nada con tomar suplemento de calcio, porque el organismo no lo va a absorber”, ejemplifica.
Lo mismo ocurre con los multivitamínicos, dice Papaprieto. “Algunos tienen muchas cosas y algunas en cantidades que pueden ser inapropiadas para alguna persona, por su edad, por algún problema hepático o por sus niveles. Si tú no estás enferma, no estás embarazada o no vienes saliendo de una enfermedad severa no deberías tomar multivitamínicos, a menos que te lo indique un especialista de la salud. Incluso en la tercera edad las sociedades de geriatría no recomiendan el uso de vitaminas en los adultos mayores sanos”.
¿Y las cápsulas de aceite de coco que están de moda? “Es mejor ni mirarlas, tienen una proporción de grasa saturada incluso más que la mantequilla”, responde Magdalena Farías.
Tres naranjas Antonia León, médico especialista en nutrición y medicina familiar, de Clínica Climed, no les hace la cruz a todas estas sustancias, pero dice que hay suplementos y suplementos. “Yo los uso en pacientes, sobre todo en deportistas, porque a veces con la alimentación diaria no llegamos a cubrir lo necesario. Por ejemplo, la vitamina D es fundamental para la absorción de calcio y de fósforo en el intestino, entre muchas otras funciones. El cloruro de magnesio es muy importante porque tiene que ver con la función de la electricidad de la pared de las células y por tanto, función cardiaca y muscular. Hay algunos suplementos que no son riesgosos si alguien decide tomarlos, como el maqui o el cranberry”.
La médico cubana y experta en nutrición, Yaisy Picrin, también recurre a los suplementos para tratar a sus pacientes, a quienes toma muestras de sangre para evaluar. “Hacemos una medición de los niveles de vitaminas y minerales y en dependencia de cómo están, se te receta”, dice.
En tanto el urólogo Alejandro Mayerson, de Red Clínica UC, concuerda con que hay suplementos inocuos y otros no: “Una mayor dosis de calcio, vitamina D, C y otros minerales puede traer consecuencias”.
Por otro lado, el cranberry, un arándono rojo que llega a Chile como suplemento y es usado para prevenir infecciones urinarias, sería menos complicado. “Los estudios no son claros en su eficacia. A nivel de laboratorio, se ha demostrado que ayuda a que a las bacterias les cueste adherirse al tracto urinario. Sin embargo, en los estudios grandes que se han hecho a pacientes, los resultados son dispares. Hay unos que dicen que funcionan y otros que no lograron demostrar que sirva. Si uno realmente toma un extracto de cranberries, es sólo comer fruta concentrada, lo que no se ha demostrado que haga mal”, explica.
La recomendación, finaliza Papapietro es “que estos suplementos los usen las personas que están en una situación no normal, los enfermos, los operados, los que están en recuperación, etcétera. Si estás sano, es mucho mejor comer tres naranjas al día que tomar una vitamina C en pastilla”