15 de marzo, 2017 / El Mercurio

Empresas del rubro de los alimentos lideran en adhesiones de Acuerdos de Producción Limpia

La producción limpia es una estrategia de carácter preventivo que las empresas pueden aplicar a sus procesos productivos con el objetivo de minimizar los residuos y las emisiones en el origen, reducir los riesgos para la salud humana y el ambiente, elevando simultáneamente su productividad y competitividad. Su principio básico es aumentar la eficiencia global del proceso, de modo de prevenir las pérdidas de materiales y energéticas.




Empresas del rubro de los alimentos lideran en adhesiones de Acuerdos de Producción Limpia

La producción limpia es una estrategia de carácter preventivo que las empresas pueden aplicar a sus procesos productivos con el objetivo de minimizar los residuos y las emisiones en el origen, reducir los riesgos para la salud humana y el ambiente, elevando simultáneamente su productividad y competitividad. Su principio básico es aumentar la eficiencia global del proceso, de modo de prevenir las pérdidas de materiales y energéticas.

Chile es un país que destaca a nivel mundial por la seguridad de sus alimentos. A juicio de los expertos, esto ha sido posible gracias a la alta calidad de las empresas y profesionales de la industria y también al trabajo del sector público, el que ha sido capaz de desarrollar un marco normativo y de fiscalización que es referente a nivel mundial.

Teniendo en consideración esa base, no es de extrañar que las empresas de este sector sean las que lideren las adhesiones de Acuerdos de Producción Limpia (APL), instrumentos voluntarios públicos-privados, que han sido liderados por el Consejo Nacional de Producción Limpia y que hoy la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático busca profundizar sus alcances para avanzar hacia una economía baja en carbono con una matriz productiva más capaz de enfrentar los impactos del nuevo escenario climático.

Juan Ladrón de Guevara, director ejecutivo de la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático, cuenta que, a la fecha, el 51% de los APL firmados se han realizado con empresas pertenecientes a alguno de los eslabones de la cadena de valor de la industria de alimentos, como son los productores frutícolas, de pesca, de alimentos procesados o locales de expendio de comida.

“Todas estas empresas han dado importantes pasos en la mejora de la eficiencia productiva y en las condiciones de inocuidad alimentaria, disminuyendo los impactos al medio ambiente y los riesgos sanitarios hasta niveles no vistos anteriormente en el país”, afirma el director ejecutivo.

Los desafíos

Hoy en día, la industria a nivel mundial está exigiendo de forma creciente el uso de sellos de calidad, tanto en materias de inocuidad como de medio ambiente o laboral, que permitan verificar las formas de trabajo de las empresas. En especial, los mercados más desarrollados valoran enormemente la condición “orgánica” de los alimentos y que en su producción no se hayan afectado los derechos humanos de los trabajadores o de las comunidades aledañas, lo que se refleja en que cada vez es más obligatorio el desarrollo de medidas de participación, relacionamiento comunitario o de valor compartido, todo ello verificable por terceros.

Ladrón de Guevara comenta que, desde un punto de vista ambiental, las empresas deben avanzar en la incorporación del Análisis de Ciclo de Vida para objetivizar sus impactos y en la reducción de las emisiones de carbono y de consumo de agua, dos elementos que van a determinar la competitividad futura de una empresa.

Finalmente, otro gran desafío -agrega- es cumplir con la nueva norma de alimentos, debiendo las empresas focalizarse en la disminución progresiva de nutrientes, especialmente a nivel de micro, pequeñas y medianas empresas alimentarias, integradas mayoritariamente por pequeños productores agrícolas.

En este sentido, la tecnología, la innovación y, además, la capacitación de los ejecutivos y trabajadores resultan ser fundamentales para avanzar en estos temas. “Donde más debe trabajar el país es en el fomento de la innovación, tanto en la búsqueda de nuevos productos como en nuevas formas de trabajo, que permitan a las empresas chilenas adaptarse a las nuevas condiciones producto del cambio climático, como a las condiciones de los consumidores, cada vez más conectados e informados”, manifiesta el director.

Empresas que llevan la delantera

Las empresas socias de Chilealimentos son las que más han avanzado en la estrategia de producción limpia, habiendo ejecutado tres APL a la fecha. Gracias a estos, estas empresas han dejado de emitir millones de toneladas de carbono a la atmósfera y, al mismo tiempo, han reducido considerablemente el consumo de agua y de energía. Además, en el último APL firmado a fines del año pasado, estas empresas se comprometieron adicionalmente en el cálculo de la huella hídrica y en avanzar en el recambio de refrigerantes, lo que las pondrá a la vanguardia de las empresas sustentables de Chile.

“También, se debe destacar a los rubros frutícolas y de producción de hortalizas, formados principalmente por pequeños empresarios, que han sabido adecuarse al desarrollo tecnológico y las exigencias de sus mercados. Estas empresas, por ejemplo, han podido disminuir el uso de plaguicidas, reducir el consumo de agua, aumentar la eficiencia energética y en avanzar en el uso de energías renovables, como el uso de paneles fotovoltaicos. Finalmente, hay que destacar a las empresas de los rubros agropecuarios y de pesca, quienes han avanzado en la declaración de la Huella de Carbono, en reducción de residuos sólidos y de riles, además de ir más allá de lo que la legislación establece para las condiciones laborales de los trabajadores”, concluye Juan Ladrón de Guevara.

Fuente: El Mercurio- Especial “Industria y Tecnología de los Alimentos”


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