4 de mayo, 2017 / El Mercurio

Diez alimentos pueden hacer la diferencia de una buena o mala salud

Casi la mitad de todas las muertes ocasionadas por enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares o diabetes tipo 2 se deben a una "dieta subóptima", es decir, al exceso o la carencia de diez tipos de alimentos o nutrientes en particular.




Diez alimentos pueden hacer la diferencia de una buena o mala salud

Casi la mitad de todas las muertes ocasionadas por enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares o diabetes tipo 2 se deben a una “dieta subóptima”, es decir, al exceso o la carencia de diez tipos de alimentos o nutrientes en particular.

Se trata del consumo excesivo de sal, de bebidas azucaradas y carnes procesadas (envasada, embutidos y cecinas) y no procesadas, así como de una ingesta deficiente de frutas y verduras, granos enteros y semillas, grasas poliinsaturadas (aceites de origen vegetal, como maravilla) y omega 3 (presente en pescados como el salmón), según lo establece un estudio publicado en la revista científica JAMA.

Por ello, modificar los hábitos dietéticos de estos diez alimentos puede contribuir a reducir a la mitad el riesgo de morbilidad y mortalidad cardiovascular o de diabetes, como sugiere a “El Mercurio” la doctora Renata Micha, de la U. de Tufts en Boston y una de las autoras del trabajo.

“Nuestros hallazgos deben ayudar a identificar las prioridades en salud pública y a planificar las estrategias para mejorar la salud de la población”, precisa.

En la investigación -en la que también participaron las universidades de Cambridge y Johns Hopkins-, se descubrió que el 45,4% de las 702.308 muertes de adultos causadas por enfermedades cardiometabólicas en el año 2012 en Estados Unidos estuvieron vinculadas con un consumo subóptimo de los 10 alimentos o nutrientes ya mencionados.

Los hábitos que cargan con la mayor culpa son el exceso de consumo de sal (9,5% de las muertes), la insuficiente ingesta de nueces y semillas (8,5%), el alto consumo de carnes procesadas (8,2%) y el bajo de omega 3 (7,8%).

“No se trata solo de que la dieta tenga demasiado de lo malo, sino que también carece de lo bueno”, dice Micha.

Una realidad que se repite en países como Chile, advierte la doctora Mónica Manrique, nutrióloga y coordinadora del Programa Médico-Quirúrgico de Obesidad de Clínica MEDS.

“El estudio aborda una alimentación de tipo occidental; se puede hacer una analogía con la dieta local. Basta considerar que somos uno de los mayores consumidores de sal a nivel mundial”. Los chilenos consumen en promedio 9,8 gramos de sodio al día, casi el doble de lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Si a lo anterior se suma que el estudio no consideró factores como la actividad física, el panorama en el país no mejora. “Chile es un país muy sedentario (casi el 80% de la población), más que EE.UU. Y somos los terceros en cantidad de obesos (alrededor del 60% de la población tiene sobrepeso u obesidad)”, agrega Manrique.

De allí que los efectos puedan ser similares a los observados en el estudio. En este se vio, por ejemplo, que los hombres sufrieron más muertes que las mujeres debido a su alimentación (48,6% versus 41,8%). Lo mismo ocurrió en la población con menor educación y en la población más joven.

“En lo referente al sexo, el hallazgo es consistente con, por lo general, los hábitos dietéticos menos saludables en la población masculina”, dice Micha. Para Manrique, la protección hormonal que tienen las mujeres hasta los 50 años también podría jugar un rol a nivel cardiovascular.

Dariush Mozzafarian, epidemiólogo de la U. de Tufts y otro de los autores del trabajo, reconoce que podrían haber otros tipos de nutrientes relacionados con el riesgo de muerte que no fueron analizados durante el estudio. Pero afirma que “ya sea que la dieta esté causando mil o 500 muertes cardiovasculares y por diabetes cada día, lo cierto es que es una de las causas principales de sufrimiento prevenible”.

Por ello, los especialistas concuerdan en la importancia de adoptar una dieta saludable y de promover políticas públicas en esa dirección.

Fuente: El Mercurio


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