Los problemas de desnutrición y obesidad le cuestan millones de dólares a los países de la región, advirtió esta semana la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en un estudio sobre “El costo de la doble carga de la malnutrición”
En Ecuador, la repercusión económica de esta doble carga llega al 4,3% del producto interno bruto (PIB), unos US$ 4.300 millones; y en México al 2,3% del PIB, unos US$ 28.800 millones, indicó el estudio presentado en la capital mexicana.
La carga económica que representa la desnutrición en Ecuador y México es de entre 1,5 y 3 veces la carga del sobrepeso y la obesidad, debido a la pérdida de productividad, principalmente, destacó.
No obstante, puntualizó que la carga económica de malnutrición por exceso está en crecimiento y ya alcanza cifras considerables en la región.
En Chile, un país que erradicó la desnutrición, el sobrepeso y la obesidad generan un costo económico equivalente al 0,2% del PIB, unos US$ 500 millones al año, indicó.
La secretaria ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, subrayó que la doble carga de malnutrición afecta de manera creciente a la población pobre y vulnerable, lo que la convierte en un factor más de la desigualdad vigente en la región.
El estudio fue resultado de una asociación entre la CEPAL con el Programa Mundial de Alimentos (PMA) para calcular las pérdidas en productividad, salud y educación en México, Chile y Ecuador.
“la mayor carga”
De acuerdo con la investigación, se espera que la sobrealimentación se convierta en “la mayor carga social y económica de la región”.
Desde 2014 al 2078, el sobrepeso y la obesidad proyectan un costo anual estimado de US$ 1.000 millones en Chile, de US$ 3.000 millones en Ecuador y de US$ 13.000 millones en México.
El director regional del PMA, Miguel Barreto dijo que no obstante que en la última década muchos países de ingresos medios han hecho avances en la reducción de la desnutrición, el problema persista y se observa una tendencia preocupante entre comunidades vulnerables con casos de desnutrición y sobrepeso, simultáneamente.
Proyección
La investigación de la Cepal prevé que la sobrealimentación se convertirá en “la mayor carga social y económica” de América Latina.
Recomendación
El estudio recomienda a los gobiernos promover la educación del consumidor, mediante temas como el rotulado confiable de alimentos.
Fuente: Mercurio de Valparaíso
Pese a que Chile erradicó la desnutrición hace muchos años, los problemas por malnutrición siguen estando presentes: el sobrepeso y la obesidad, que afectan a más del 60% de la población, generan un costo económico (por enfermedades, tratamientos y días no trabajados), que alcanza los US$ 500 millones al año. Es decir, el equivalente al 0,2% del Producto Interno Bruto (PIB).
Así lo da a conocer un informe entregado ayer por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), en el que se analiza el “costo de la doble carga de la malnutrición” en la región.
Junto a Chile, Ecuador y México son las naciones analizadas para ejemplificar el impacto social y económico de este problema en el continente, en donde la desnutrición sigue estando presente, pero ahora se combina con el exceso de peso en la población.
Esta doble carga de malnutrición “afecta de manera creciente a la población pobre y vulnerable, lo que la convierte en un factor más de la desigualdad vigente en la región”, dice la secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena.
Lo anterior significa, por ejemplo, que en Ecuador esta carga implique el 4,3% del PIB de ese país, y en México, el 2,3%.
“Este informe entrega una mirada muy interesante sobre el impacto económico que tiene la malnutrición en la sociedad. Eso ayuda a sopesar la relevancia de llevar adelante políticas públicas al respecto”, comenta Lorena Rodríguez, jefa del Departamento de Nutrición y Alimentos del Ministerio de Salud.
A nivel local, la malnutrición por exceso -sobrepeso y obesidad- muestra una realidad muy cercana a EE.UU. y México, que poseen los peores indicadores. “Tenemos más de un 10% de obesidad en menores de seis años, y más de 25% en escolares de primero básico. Y a medida que aumenta la edad el problema es mayor”, dice la doctora Rodríguez.
La especialista precisa que uno de los principales gastos asociados al sobrepeso y la obesidad es en salud: por complicaciones como hipertensión, diabetes y enfermedades cardiovasculares, por ejemplo.
De allí la importancia de implementar medidas que ayuden a combatir esta problemática. “La evidencia muestra que entre las medidas más costo-efectivas está el etiquetado frontal de alimentos, y Chile ya lo tiene”.
Restringir la publicidad de alimentos poco saludables y su venta en determinados entornos (como colegios), son otras medidas que se han visto útiles. Precisamente, normas que el informe de Cepal sugiere implementar, junto con la educación del consumidor y programas de actividad física.
La ingesta excesiva de bebidas azucaradas ha sido asociada a un perjuicio para la salud hace años, producto del avance de la obesidad y sus enfermedades asociadas, como las cardiovasculares y la diabetes. Pero el daño provocado por el abuso de esos productos también afectaría al cerebro.
Así lo asegura un estudio de la Universidad de Boston (EE.UU.) que muestra que las personas que consumen frecuentemente bebidas azucaradas tienen una peor memoria, un menor volumen cerebral total e hipocampos -área implicada en la memoria- más pequeños. Sin embargo, ese daño también afectaría a las personas que toman a diario bebidas dietéticas quienes presentan un riesgo tres veces superior de Alzheimer o de accidente cerebrovascular, frente a quienes consumen máximo una con azúcar durante la semana.
Cuatro mil personas
Los autores del análisis buscaron cuantificar el efecto del consumo de bebidas azucaradas o edulcoradas sobre el volumen cerebral y las funciones cognitivas -fundamentalmente, el pensamiento y la memoria. Para ello, reunieron a cerca de 4.000 personas mayores de 30 años, quienes fueron sometidos a resonancia magnética y pruebas cognitivas. En paralelo siguieron durante diez años a 2.888 participantes mayores de 44 años, para analizar la relación entre el consumo de estas bebidas y los accidentes cerebrales, y a 1.484 participantes mayores de 59 años para evaluar una posible asociación con la demencia.
Los resultados constataron los perjuicios para el cerebro que conlleva el consumo de refrescos, zumos y bebidas azucaradas y no azucaradas.
“Las personas que consumen refrescos light de forma más habitual también son más proclives a ser diabéticos, lo que se cree que aumenta su riesgo de demencia. Sin embargo, incluso tras excluir a la población diabética del estudio vimos que el consumo de bebidas sin azúcar seguía asociándose con el riesgo de demencia”, afirmó el director del estudio, Matthew Pase.
Fuente: Austral de Valdivia
El último Mapa Nutricional 2016, encuesta elaborada por la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas (Junaeb), señaló que el 26,4% de los alumnos de entre cinco y siete años tienen sobrepeso en Chile y el ‘23,9% tiene obesidad. En primero medio, el sobrepeso aumenta a 31,8%, mientras la obesidad llega al 13,4%, siguiendo una tendencia al alza en los últimos años.
Pero para algunas madres, esos números no se condicen con su realidad. Un análisis de investigadoras de la U. de Los Andes -y que incluyó a 129 pares de madres y sus hijos-detectó que la mayoría de ellas tienen una distorsión de la imagen corporal de sus hi jos. En otras palabras, no ven el sobrepeso en ellos.
El estudio muestra que el 54,8% de las madres de niños itesos y el 78,3% de las madres de niños con sobrepeso presenta la distorsión, lo que podría repercutir en la escasa adherencia a tratamientos para enfrentar el problema. Llega al extremo de que el 26% de las madres de niños con obesidad los ven eutróficos (en buen estado de nutrición) y el 10% incluso enflaquecidos (ver infografia), Mariana Nuño, investigadora del Departamento de Psiquiatría de la U. de Los Andes y autora principal del estudio, señala que la imagen mental de las madres hacia sus hijos tiene un carácter subjetivo y con frecuencia no se corresponde con la realidad, una distorsión que se produce por una combinación de causas emocionales, genéticas y neurobiológicas. “Sus consecuencias son muy importantes, ya que generalmente es la madre quien se preocupa de la alimentación y actividad física del niño. Si la madre presenta una distorsión sobre el peso de su hijo y no ve su problema en relación al sobrepeso u obesidad, considerándolo como `de peso normal’, no seguirá un tratamiento adecuado, ni se centrará en alimentarlo en forma saludable”, sostiene la psiquiatra.
Patricia Cordella, académica del departamento de Psiquiatría de la U. Católica que no fue parte del estudio-señala que la distorsión en casos de trastornos alimentarios es la regla, pues implica que hay un mecanismo defensivo que se está usando para no ver la realidad, porque hay otras realidades más urgentes. Agrega que al estar en pleno periodo de desarrollo, “si el niño integra dentro de sus patrones de regulación emocional el comer, es muy probable que quede atrapado en la conducta del comer como regulador emocional, lo que puede usar en la vida, comiendo mucho o no comiendo”, dice.
María Ignacia Burr, psicóloga del Centro de Nutrición y Bariátrica de Clínica J as Condes, comenta que la distorsión de este tipo es más frecuente en sectores de menor ingreso, que en el pasado pasaron por problemas de desnutrición, lo que quedó arraigado en ellos y ven el sobrepeso como algo sano.
“Las mamás de niños de niveles más bajos tienden a normalizarlo, porque tienen incorporada esa idea. Cuesta insertar alimentos con menos calorías en niveles más bajos, lo que no pasa en los más altos, al contrario, lo que se espera en una mamá ABC1 es que el niño sea delgado, que es sinónimo de un niño sano, con control de sí mismo, voluntarioso, deportista”, dice.
“Al revés, muchas madres de clase social alta consultan porque el hijo está gordo y al evaluarlo está normal, está alterada su percepción. Al decirles que está normal o incluso delgado, no lo creen y muestran lo que creen que es un rollo o te dicen que está grasoso, lo que en una niñita causa angustia, porque no cumple las expectativas de la madre de estar delgada y puede llevarla a presentar un trastorno de conducta alimentaria”, dice la nutrióloga Mariana Hevia, coautora del estudio.
Sinceridad en la consulta Uno de los problemas que aparecen cuando las madres consultan es que suelen decir que los niños comen lo normal, pero al interrogar con más detalle, “se trata de niños sedentarios, que comen a deshora, pasan muchas horas frente a diferentes pantallas; incluso los preescolares frente al computador y celulares por horas”, indica Hevia.
La evaluación se hace tanto con examen físico como con entrevistas, y el tratamiento, que incluye dieta y ejercicios, se debe hacer sin retarlos, derivándolos a un nutricionista o psicólogo si es necesario. “Pero si la madre lo sigue viendo normal o delgado, no hará la dieta y no cambiará los hábitos familiares, con un mal resultado final: llegará a adolescente obeso, con todas las patologías que trae consigo”, enfatiza la nutrióloga. En general, los padres que distorsionan la imagen de sus hijos, también hacen distorsiones en sí mismos, dice Cordella. “Se ha estudiado que hay familias donde existe mayor tendencia a trastornos de la alimentación en su conjunto y pudieran tener que ver no sólo con trastornos genéticos, sino epigenéticos”. Marcas en el ADN producidas por los hábitos de la ingesta como regulador emocional y no como conducta nutricional.
Fuente: La Tercera
Andrés Montecinos pesa 180 kilos, el doble de lo que debería pesar. Al salir de cuarto medio pesaba 99 kilos, hasta ahí se sentía bien, practicaba waterpolo y natación. Pero su cuerpo cambió por completo cuando comenzó a estudiar gastronomía en Santiago. Todos los días viajaba desde su natal Rancagua a clases, pero se alimentaba con comida chatarra y llegó a consumir 5 mil calorías diarias, reconoce.
Ha participado en programas de televisión para ganar una operación. Hoy su pequeño hijo le da las fuerzas para caminar e intentar bajar de peso. “He visto obesos que se quedan en casa y no se bajan de la silla ni para ir al refrigerador”, dice.
A su juicio, el país no está preparado para los obesos. “Aquí da lata hasta sentarte en la micro”, comenta. Si el transporte no es amable, el comercio tampoco. Cuenta que en los malls no hay ropa para su talla; lo que sí hay, ironiza, es mucha comida. Por eso creó Robustos, un negocio vía Facebook, para vender ropa de su talla.
El caso de Andrés no es aislado, según el doctor Camilo Boza, miembro de la Sociedad de Cirugía Bariátrica y Metabólica, se estima que en Chile entre el 1% y 3% de la población tendría obesidad mórbida, aproximadamente unas 300 mil personas. “Hay una percepción de que uno no ve pacientes tan obesos, pero existen. Lo que pasa es que salen poco porque tienen muchas limitaciones prácticas”, explica Boza, quien es jefe del Centro de Nutrición y Bariátrica de Clínica Las Condes. Una persona tiene obesidad mórbida cuando su Índice de Masa Corporal (IMC) es mayor a 40. El IMC es un cálculo que relaciona la estatura y el peso de una persona.
Este tipo de obesidad era habitual en los estratos altos de la sociedad, hace 20 0 30 años, pero Boza señala que hoy este problema ha migrado a estratos sociales donde el acceso a comida saludable es mucho más dificil y caro.
Entre las causas de la enfermedad están los cambios de conductas y la disponibilidad de los alimentos concentrados y ricos en calorías. Antes una manzana era lo más dulce que se podía encontrar en la naturaleza, pero hoy algo del tamaño de una caluga puede concentrar las mismas calorías, dice Boza. El problema es que al cambiar el volumen del alimento, el cerebro no registra lo que comemos y no hay saciedad.
El otro gran problema es que cada vez que el cuerpo gana grasa, el cerebro la registra como la cantidad que hay que tener. “Por eso es que las dietas funcionan tan poco”, advierte Boza.
El facultativo señala que esta patología no es parte del Plan Auge y que como sociedad han solicitado incluir la cirugía para los obesos extremos. El año pasado un grupo de diputados también pidió sumarla al Auge.
Desde la Secretaría Técnica del GES (Garantías Explícitas en Salud) del Minsal, explican que la incorporación de la obesidad mórbida no se ha evaluado aún y anuncian que este año iniciarán el trabajo para evaluar nuevas garantías para incluir en el decreto para el período 2019-2022, las que serán sometidas a un proceso de “priorización”. “En este levantamiento se incluirán las prestaciones identificadas por las unidades técnicas del Minsal y aquellas enviadas al ministerio, desde otros organismos u organizaciones”, explican.
Manuel Inostroza, miembro del Consejo Consultivo Auge, explica que el proceso de priorización se inició el pasado viernes 28 de abril. Boza dice que ha existido falta de visión para incluir la cirugía para obesos extremos, ya que es el único tratamiento efectivo. Los mejores fármacos disponibles permiten bajar entre 8 y10 kilos, pero el doctor advierte que se requiere combatir sobrepesos incluso de más de 60 kilos.
Fuente: La Tercera
Unos 2,9 millones de casos de enfermedades por año están relacionados con el sobrepeso y la obesidad en Chile, y se estima que el 95% de ellos tienen que ver con hipertensión y diabetes tipo 2, según el estudio El costo de la doble carga de la malnutrición: Impacto social y económico en Chile, Ecuador y México, dado a conocer la semana pasada por la Cepal.
El reporte agrega que los casos de diabetes e hipertensión sufrirán un alza de 40% a 2030 en el país. ‘Si todo sigue igual, la proyección es que eso pasaría en el futuro’, dice la doctora Lorena Rodríguez, jefa del Departamento de Nutrición y Alimentos del Ministerio de Salud (Minsal).
La Cepal también advierte que en el período 2015-2030 se producirán 204.000 muertes por esta causa en Chile. Hoy los decesos anuales llegan a los 12.081, pero cuando termine la próxima década estos habrán experimentado un alza de 13% respecto a 2014, año considerado línea base del estudio.
Cristóbal Cuadrado, académico de la Escuela de Salud Pública de la U. de Chile, agrega que en el país un 10% de todas las muertes anuales son atribuibles a enfermedades relacionadas o a consecuencia de la obesidad, según un estudio que realizó el año pasado. ‘Es un número bastante parecido a lo que está encontrando este estudio de la Cepal’, dice el investigador.
El informe regional dice que según los últimos datos disponibles, la prevalencia de sobrepeso y obesidad para Chile es en torno a un 70%, en la población mayor de 20 años, lo que provoca un fuerte impacto en la economía y en el sistema de salud. En 2014, por ejemplo, el costo total de la enfermedad fue de US$ 493 millones, equivalente a 0,2% del PIB. De esa cifra US$ 108 millones es el impacto en la productividad por muertes prematuras y ausentismo laboral. La Cepal agrega que para el mismo año, el costo para el sistema de salud público fue de US$ 330 millones.
Alza de impuestos
¿Cómo combatir la obesidad? ¿Debería ser, por ejemplo, una patología Auge? Cuadrado dice que las dietas, operaciones o los fármacos para bajar de peso son intervenciones muy inefectivas. ‘En la cirugía que es lo que la gente cree que es muy efectivo, la verdad es que hay mucho efecto rebote. La cirugía bariátrica no es inocua, tiene bastantes efectos adversos, y además es muy costosa (…) Por lo tanto, la idea de que la obesidad tiene que enfrentarse desde el tratamiento médico individual, la verdad es que la evidencia científica muestra que es una aproximación muy poco efectiva’, señala el experto, quien agrega que la evidencia demuestra que las medidas estructurales, como el etiquetado de alimentos, impuestos a la comida chatarra o subsidios a frutas y verduras , son medidas más efectivas para enfrentar la epidemia.
Lorena Rodríguez coincide y recuerda que la Organización Mundial de la Salud promueve este tipo de estrategias y que un cambio en el entorno de las personas es mejor que un superespecialista, aunque igual como ministerio poseen medidas individuales que se aplican en los consultorios, a través de un programa que apoya con tratamiento psicológico, nutricionistas y médicos.
La experta del Minsal dice que a nivel estructural este año están avanzando, junto al Ministerio de Hacienda, en un estudio para evaluar un alza de los impuestos a los alimentos sólidos con altos niveles de nutrientes críticos como azúcares, sodio, grasas saturadas y calorías. En esta categoría ingresan las golosinas y los snack dulces, entre otros.
‘La idea es evaluar qué nivel de impuestos tendría que ser para que impactara en el consumo. Ese estudio debería tener un informe al final del año con una recomendación en términos de si es costo efectivo aumentar impuestos en otros alimentos y ya no solo las bebidas azucaradas’, dice la doctora, quien explica que ya se creó un comité técnico para analizar este tema. Las bebidas tuvieron un alza de impuestos en 2014. En la oportunidad se subió de 13% a 18% el impuesto a las bebidas con azúcar y se bajó de 13% a 10% en las sin azúcar.
Quioscos y publicidad
Desde el Minsal explican que los ejes de la estrategia chilena, además de los impuestos a las bebidas, pasan por el etiquetado de alimentos, la restricción a la publicidad y los programas de Vida Sana (en los consultorios) y el de comunidades saludables, políticas que deberían cambiar las proyecciones del estudio de la Cepal, sobre el alza de muertes y enfermedades relacionadas con la obesidad. ‘Con estas medidas uno tiende a quebrar la tendencia, por lo tanto se estabiliza y no debería seguir aumentando’, dice Rodríguez.
Para este año, junto con evaluar la aplicación de impuestos a los alimentos con nutrientes críticos, el ministerio espera terminar la redacción del nuevo reglamento que ampliará la restricción de la publicidad de alimentos en la TV y el cine; es decir, no puede haber publicidad de alimentos ‘altos en’ en el día, aunque la publicidad no esté dirigida a los niños.
Asimismo, este año se promoverá que las comunas aborden el tema desde una mirada territorial para que, a través de ordenanzas, se regulen los quioscos que están en los entornos escolares. ‘Hay dos alternativas: hay algunos que lo que hacen es prohibir la venta de alimentos no saludables alrededor del colegio y lo que hacen esos carritos es alejarse, y hay otras comunas que lo que han hecho es ayudarlos a reformularse para que puedan vender alimentos saludables’, explica Rodríguez.
Fuente: La Tercera
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Fuente: La Tercera
Cada 6 de mayo se recuerda la apertura de la primera escuela de Dietistas de Chile en 1939, fecha que se convirtió en el Día Nacional del Nutricionista. Una profesión trascendental que pretende generar hábitos y prevenir problemas epidemiológicos como lo es la obesidad.
La contribución de dichos profesionales en el equipo de salud es indudable, ya que el mejorar o modificar los hábitos alimentarios, es una tarea compleja donde la educación a la población es fundamental.
“Nuestro aporte es valioso, pues nos enfocamos principalmente a la prevención de enfermedades y somos actores protagonistas de los cambios epidemiológicos de nuestra población”, comentó Jacqueline Ibarra, Jefa de Carrera de Nutrición y Dietética de la Universidad Católica de la Santísima Concepción.
Según la especialista, la alimentación es una de las necesidades básicas del ser humano y el saber seleccionar los alimentos que se consumen es una tarea fundamental para mantener una óptima salud, por lo que su rol social es fundamental dentro de la población.
Según cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación un 63% de la población adulta en Chile tiene sobrepeso u obesidad,
“Los principales desafíos a nivel país son mantener el autocuidado y una adecuada alimentación, ya que de eso dependerá el nivel de vida que tengan las personas, considerando el perfil demográfico de una población envejecida”, finalizó.
Fuente: El Sur de Concepción
Hace años, los edulcorantes eran consumidos sólo por personas que sufrían de diabetes como forma de reemplazar el azúcar. Actualmente, son cada vez más los que recurren a ellos, contando en el mercado con una serie de productos como endulzantes, sucralosa, sacarina o estevia.
El aspartamo tiene como ventaja que se metaboliza en sus aminoácidos originales (ácido aspártico y fenilalanina) y tiene un bajo contenido energético. El aspartamo ha sido declarado seguro para consumo humano por las agencias de más de noventa países, y la FDA lo describe como uno de los aditivos más estudiados de la historia y afirma que su seguridad está más que confirmada.
Por su parte, la sacarina ha generado polémica ya que en los ‘70 varios grupos de investigadores indicaron que a dosis altas, la sacarina (5% del peso total de la dieta) era capaz de inducir la aparición de cáncer.
Antes de aprobar la Sucralosa, la FDA examinó más de 100 estudios de seguridad que se habían realizado, incluyendo estudios para evaluar el riesgo de cáncer. Los resultados de estos estudios no mostraron evidencia de que este edulcorante causara cáncer ni presentara otras amenazas para la salud humana.
Se puede emplear la estevia, ya sea en extractos crudos obtenidos a partir de las hojas de las plantas sin tratamiento químico, así como en presentación líquida o sólida de color oscuro, provenientes de extractos que al ser procesados en un laboratorio dan lugar a un poderoso edulcorante. Todas aquellas personas que deban controlar su dieta en cuanto al consumo de carbohidratos y azúcares, pueden optar por este edulcorante bajo en calorías y de origen natural.
Maite Rodríguez químico farmacéutica
Fuente: El Día de La Serena
La lactosa es un azúcar o disacárido que está presente en todas las leches de los mamíferos: vaca, cabra, oveja y en la humana, y que también puede encontrarse en muchos alimentos preparados.
‘Es el llamado azúcar de la leche, (C12, H22, O11) disacárido natural compuesto de glucosa y galactosa. La lactasa es una enzima producida en el intestino delgado, que juega un papel vital en el desdoblamiento de la lactosa en sus dos azúcares simples glucosa y galactosa (proceso necesario para su absorción por nuestro organismo ya que éste sólo puede absorber azúcares simples)’, enseña el doc Jorge San Martín Piña, jefe del Servicio de Urgencia Adulto del Hospital El Carmen de Maipú. El capo agrega que ‘si los niveles de lactasa son bajos o ésta no realiza bien su labor desdobladora, aparecen dificultades para digerir la lactosa’.
Por lo tanto, la intolerancia a la lactosa significa que no hay suficiente enzima (lactasa) en el intestino delgado para romper toda la lactosa consumida. La lactosa digerida parcialmente o no digerida pasará al intestino grueso y es allí que es descompuesta por las bacterias del intestino grueso, generando las sustancias de desecho hidrógeno (H2), anhídrido carbónico (CO2), metano (CH4) y ácidos grasos de cadena corta. También es conocida como intolerancia a productos lácteos, deficiencia de disacaridasa, deficiencia de lactasa, intolerancia a la leche.
MÁS CALCIO
No obtener leche en la alimentación puede llevar a una carencia de calcio, vitamina D, riboflavina y proteína. Uno necesita de 1,000 a 1,500 mg de calcio cada día, dependiendo de su edad y sexo. Algunas medidas que usted puede tomar para obtener más calcio en la dieta son:
■ Tomar suplementos de calcio con vitamina D. Hable con el médico respecto a cuáles escoger.
■ Coma alimentos que tengan más calcio (como verduras de hoja, ostras, sardinas, salmón en conserva, camarones y brócoli).
■ Beba jugo de naranja que contenga calcio agregado.
¿QUÉ COMER?
Los productos lácteos que pueden ser más fáciles de digerir abarcan:
■ La mantequilla de leche y los quesos (los cuales contienen menos lactosa que la leche).
■ Los productos lácteos fermentados, como el yogur.
■ La leche de cabra.
■ Helado, malteadas y quesos curados o duros.
■ Leche y productos lácteos deslactosados.
■ Leche de vaca tratada con lactasa para niños mayores y adultos.
■ Fórmulas de soya (soja) para bebés menores de dos años.
■ Leche de soya (soja) o de arroz para niños pequeños.
SÍNTOMAS
■ Náuseas
■ Dolor abdominal
■ Espasmos
■ Hinchazón y distensión abdominal
■ Gases abdominales
■ Diarreas ácidas
■ Heces pastosas y flotantes
■ Defecación explosiva
■ Vómitos
■ Enrojecimiento periana y flatulencias
TRATAMIENTO
■ Reducir la ingesta de productos lácteos que contienen lactosa.
■ Cache las etiquetas de los alimentos para buscar fuentes ocultas de lactosa en productos no lácteos (incluso algunas cervezas) y evitarlas.
■ La mayoría de las personas con niveles bajos de lactasa pueden tomar hasta media taza (2 a 4 onzas) de leche una vez sin tener síntomas. Las porciones más grandes (más de 8 onzas) pueden causar problemas para las personas con la deficiencia.
Fuente: La Cuarta 07.05.2017